Nuevo rostro para el comunismo peruano.

El totalitarismo marxista tuvo momentos de auténtico poder e influencia mundial. Cayó en descrédito por los pésimos resultados sociales y económicos que obtuvieron sus variados modelos, a pesar de haber sacrificado hasta el extremo libertades y derechos de sus ciudadanos y provocado la muerte de cientos de millones de personas, en campos de concentración, purgas políticas y salvajes carestías. Sobrevive el comunismo saciando su necesidad de concentrar el poder disfrazándose en demagogia populista y asistencialista. Su fuente de vida es la pobreza y la falta de educación.
Nuestro país conoció las recetas de sus admiradores, el Estado empresario y la sustitución de importaciones, la planificación estatista y el recorte de libertades políticas y económicas, desconfianza hacia el emprendedor y mucho poder para el burócrata. Tras duras experiencias fuimos aprendiendo a valorar los pocos, pero importantes Acuerdos Fundamentales elaborados al interior de nuestra comunidad política, actualmente contenidos en la Constitución vigente, que es el texto aprobado por el Congreso Constituyente elegido por presión de la comunidad internacional, refrendado por el pueblo en el año 1993, y posteriormente interpretado y desarrollado por la jurisprudencia constitucional.
Uno de esos Acuerdos Fundamentales es el modelo de economía social de mercado, que consagra la iniciativa privada como motor de la economía, pero bajo la supervisión y regulación del Estado. En él, el principio de subsidiaridad permite que sean los particulares los actores principales, innovando, arriesgando y lucrando, dentro de la lógica del mercado. Eso nos ha permitido consolidar una importante clase media, competir por inversiones a nivel internacional, a negociar acuerdos comerciales que representan oportunidades y a una estabilidad económica y política sin precedentes en la época republicana.
Todo lo avanzado se pone en riesgo cuando gente sensata hace eco a los postulantes a Nuevo Rostro del comunismo peruano, exclusivo reality del cable paquete plus. Cuando se habla de cambiar de Constitución o repensar el modelo económico.
Nadie espera que en Washington discutan la vigencia de su Constitución de 1787 o que en Alemania se ponga en duda el federalismo. Los países deben avanzar, no girar en círculos, boicoteando su propio crecimiento y desarrollo. 



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