“Todos somos Ahmed”
Que las libertades y los derechos son limitados por la racionabilidad, lo sabemos todos. El problema es cuando son nuestros. A un intelectual ateo le podría indignar una burla a su falta de fe, mucho más que a un cristiano un desnudo de una santa. El problema es cuando un grupo está dispuesto a matar, y a morir, por la burla sistemática de sus cree ncias. Está de moda aceptar que quienes atacan creencias gozan de una ilimitada libertad o el derecho irrestricto, y quienes las defienden tienen claras limitaciones para expresar su reclamo, es más, de inicio son considerados escasos de inteligencia, ajenos a la modernidad. La cultura occidental nos enseña que la forma de proteger el recuerdo de nuestros padres, la honra de nuestras esposas, es el juzgado y nunca la violencia, mucho menos el asesinato. El problema aparece cuando un juez afirma que lo más sagrado para una comunidad no merece la protección del Derecho. Eso es lo que sucedió en Francia. Y es que hay que ponderar libertades y