La falta de arte en la política
La política, como cualquier profesión, exige en quien la ejerce un conjunto de cualidades para lograr el éxito y mantenerse en la actividad. Una de ellas es la templanza, que consiste en el control del carácter y de las emociones. Cualquier exteriorización, vía palabra o gestos, debe ser calculada y responder a una estrategia coherente con los objetivos perseguidos. El político debe asumir un rol conforme a las tendencias de sus representados, de sus electores o de su potencial mercado electoral. Así como al ingeniero se le supone ducho en matemáticas, al médico indiferente a la sangre, o al equilibrista amante de las alturas, el político ejerce una profesión que supone vivir permanentemente en una gran obra teatral, -de graves consecuencias para los ciudadanos-, en la que miles o millones de espectadores siguen los diálogos y actitudes de su personaje preferido, siendo la política un verdadero arte: el de generar identificación y confianza. Por ello extraña que las noticias nos prese