Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2016

La Derecha en el pitazo inicial

La política es el arte de intermediar intereses y tendencias. Los movimientos de derecha suelen representar electores que buscan orden y seguridad. Si esa necesidad se extiende en la sociedad el movimiento crece, pero solo hasta donde lo permita su techo electoral, el que a su vez, está marcado por el nivel de rechazo visceral que produzca en quienes, en principio, no piensan votarles. Por esa simple regla Keiko acierta al tratar de desarmar al antifujimorismo retirando de las marquesinas a los históricos del movimiento, pues interpreta correctamente que debe evitar su derrota en segunda vuelta. En ese empeño cuenta con el apoyo de los propios afectados, lo que habla del nivel de compromiso político y verdadera formación que exhibe la escuadra naranja. A ello agrega el brusco reposicionamiento programático iniciado en Harvard y mantenido a pesar de las interesadas críticas. Lo único que arriesga es el segundo puesto, pues de mantener la identidad de derecha popular conservadora,

La falta de arte en la política

La falta de arte en la política La política, como cualquier profesión, exige un conjunto de cualidades para lograr el éxito y mantenerse en la actividad. Una de ellas es la templanza, que consiste en el control del carácter y de las emociones. Cualquier exteriorización de las emociones, vía palabra o gestos, debe de estar previamente calculado y responder a una estrategia coherente con los objetivos perseguidos. El político debe asumir un rol conforme las tendencias de sus representados, de sus electores o de su potencial mercado electoral. Así como al ingeniero se le supone ducho en matemáticas, al médico indiferente a la sangre, o al equilibrista amante de las alturas, el político ejerce una profesión que supone vivir en una gran obra teatral, en la que miles o millones de espectadores siguen los diálogos y actitudes de su personaje preferido, siendo la política un verdadero arte, el de generar identificación y confianza.  Por ello extraña que las noticias nos presenten a di

Los Viejos Partidos

Los Viejos Partidos Hablar de fortalecer las instituciones, en el Perú actual, es tan productivo como vender catecismos en Letras de la PUCP. Nadie entiende cuál es su utilidad. Recordemos al Defensor Lima del magnate pesquero Banchero, cuyo asesinato puso rápido fin a un equipo que solo obtuvo éxitos mientras le duró el dinero de su mecenas.  Si lo comparamos con Universitario o Alianza, de profundo arraigo social, importante trayectoria deportiva y estructuras de menores, resulta obvio que es preferible apostar a un  fútbol con instituciones permanentes y  de larga trayectoria deportiva. En política, la diferencia entre un partido y un movimiento es, esencialmente, la vocación de permanencia, una posición doctrinaria a la cual anclar los programas, y la necesaria formación de dirigentes juveniles. Ambas opciones presentan sus candidatos a los electores, pero mientras unos tienen la garantía de una marca reconocida en el mercado, los otros vienen con un brilloso empaque multi