El complejo de Abel
Los sacrificios de Abel eran gratos al Señor, los de Caín en cambio, no eran propicios al Divino. Así, los seres humanos aprendemos en la infancia que hay buenos y malos, el blanco y el negro. Luego, crecemos sin madurar y los medios nos muestran solo a enardecidos representantes de posiciones extremas, cada una reclamándose depositaria de la verdad, regodeándose en su discurso radical y panfletario. Así, desfilan ante nosotros temas delicados como el aborto luego de una violación o la pretensión de minorías sexuales de obtener reconocimiento legal, problemas que merecen una reflexión seria y razonada pero en cambio, encontramos el reiterado y mecánico dogma o eslogan, sin que nadie trate de negociar y acordar nuevas reglas, sencillamente porque vivimos en una sociedad donde no se reconoce ninguna validez a la posición intelectual del adversario. La lógica es atroz: si yo tengo toda la razón, mi adversario no tiene ninguna, por tanto, resulta imposible tolerar su perorata, impensa